Código veraniego
Que duro se hace esto de trabajar en verano. Durante toda tu vida como estudiante te acostumbras a tener tres mesecitos de vacaciones, y de repente y sin avisar, desaparecen. Se dice que "Dios aprieta, pero no ahoga", e inventos como la jornada intensiva -grandiosa idea- ayudan a equilibrar un poco una balanza que no se decanta de forma clara hacía ningún extremo.
El verano, para el que se queda en la oficina, es una estación que despierta sentimientos encontrados. Es agradable salir de casa con el sol ya colocado, igual que se agradece terminar la jornada laboral a tiempo de llegar a casa y ver que no ha empezado 'el tomate' -inquietante y muy válida referencia sociotemporal-. Pero por otro lado, el trabajo en la oficina puede resultar más complicado que de costumbre.
Los clientes no se van de vacaciones y los desarrollos pendientes tampoco, por lo que alguien tiene que ocupar el puesto de los compañeros que escapan unos días. Y es en este punto donde surgen las dificultades. Si ya de por sí el hecho de entrar a formar parte de un proyecto comenzado requiere un pequeño esfuerzo de adaptación, en esta época el esfuerzo es mayor. Te encuentras perdido entre un mar de código que no conoces y que tratas de comprender, y la única persona capaz de orientarte se encuentra peleando con un pensionista por ocupar la zona v.i.p de una playa. Aquí es donde uno empieza a comprender la necesidad e importancia que tiene invertir tiempo en diseñar y estructurar de forma correcta el código. A lo largo de la carrera uno trabaja para y consigo mismo, por lo que muchas veces tendemos a ofuscar en pos de ahorrar tiempo. En el mundo laboral trabajamos para y con los demás, y no podemos confiar o apoyarnos en ese conocimiento implícito que generamos a medida que vamos desarrollando un proyecto.
Afortunadamente, y aunque no siempre se puede disponer de toda la documentación que uno desearía ya que el factor cliente también influye, es de agradecer la inversión en tiempo y esfuerzo que aquí se realiza en mantener una estructura lo más homógenea posible en todos los desarrollos. Y digo bien al hablar de inversión, porque al final resulta rentable en términos de productividad y mantenimiento.
Bueno, aquí acaba la entrada. Como casi siempre me ocurre, empiezo hablando de una cosa y termino hablando de otra totalmente distinta. Esta claro que hasta las entradas de un blog precisan una buena estructura. Claro que requeriría más tiempo... ;).
El verano, para el que se queda en la oficina, es una estación que despierta sentimientos encontrados. Es agradable salir de casa con el sol ya colocado, igual que se agradece terminar la jornada laboral a tiempo de llegar a casa y ver que no ha empezado 'el tomate' -inquietante y muy válida referencia sociotemporal-. Pero por otro lado, el trabajo en la oficina puede resultar más complicado que de costumbre.
Los clientes no se van de vacaciones y los desarrollos pendientes tampoco, por lo que alguien tiene que ocupar el puesto de los compañeros que escapan unos días. Y es en este punto donde surgen las dificultades. Si ya de por sí el hecho de entrar a formar parte de un proyecto comenzado requiere un pequeño esfuerzo de adaptación, en esta época el esfuerzo es mayor. Te encuentras perdido entre un mar de código que no conoces y que tratas de comprender, y la única persona capaz de orientarte se encuentra peleando con un pensionista por ocupar la zona v.i.p de una playa. Aquí es donde uno empieza a comprender la necesidad e importancia que tiene invertir tiempo en diseñar y estructurar de forma correcta el código. A lo largo de la carrera uno trabaja para y consigo mismo, por lo que muchas veces tendemos a ofuscar en pos de ahorrar tiempo. En el mundo laboral trabajamos para y con los demás, y no podemos confiar o apoyarnos en ese conocimiento implícito que generamos a medida que vamos desarrollando un proyecto.
Afortunadamente, y aunque no siempre se puede disponer de toda la documentación que uno desearía ya que el factor cliente también influye, es de agradecer la inversión en tiempo y esfuerzo que aquí se realiza en mantener una estructura lo más homógenea posible en todos los desarrollos. Y digo bien al hablar de inversión, porque al final resulta rentable en términos de productividad y mantenimiento.
Bueno, aquí acaba la entrada. Como casi siempre me ocurre, empiezo hablando de una cosa y termino hablando de otra totalmente distinta. Esta claro que hasta las entradas de un blog precisan una buena estructura. Claro que requeriría más tiempo... ;).